Análisis y síntesis elaborados por el staff médico de Circle Press a partir de la conferencia de la Dra. María Garcés Sánchez, en el marco del XVIII Congreso Latinoamericano de Infectología Pediátrica (SLIPE 2019), realizado en Cartagena de Indias, Colombia.
Beneficio del uso de vacunas combinadas aP-IPV para lactantes
Dra. María Garcés Sánchez
Universidad Valencia, Valencia, España.
Los Calendarios de Inmunización Pediátricos son cada vez más complejos y requieren de varias dosis de vacunas. El número de vacunaciones recomendadas puede exigir varias inyecciones y esta situación compromete el cumplimiento de los esquemas, exponiendo a los niños a un riesgo de contraer enfermedades infecciosas.
Las vacunas multivalentes combinadas ofrecen varios beneficios tanto para los niños y sus padres, como para los profesionales de la salud y la comunidad. Permiten aumentar el número de antígenos en el calendario de vacunas sin aumentar el número de inyecciones, minimizando el riesgo de retraso u omisión de la vacunación. Aumentan la aceptación de los esquemas recomendados mejorando las coberturas vacunales. También simplifican la logística de la administración de vacunas y disminuyen los errores programáticos. Por último, reducen los costos de la atención sanitaria al reducir el número de visitas al sistema de salud, porque previenen enfermedades (ver Cuadro 1)1.
Las primeras vacunas con múltiples antígenos fueron la antigripal con tres antígenos en 1943, la antineumocócica con seis en 1947 y luego IPV con tres antígenos en 1955. La primera vacuna combinada fue la triple bacteriana (DTP) desarrollada en 1948. Todos los países de Europa han incorporado las vacunas hexavalentes a sus Calendarios Nacionales (ver Cuadro 2). Estas vacunas fueron evaluadas rigurosamente para descartar interferencia en la eficacia entre los diferentes antígenos y en cuanto a su seguridad. La respuesta inmunológica a los antígenos de difteria, tétanos y polio no es inferior comparada con las vacunas de componente individual.
La duración de la protección es a largo plazo. En cuanto a pertussis, las vacunas acelulares han mostrado eficacia clínica en los estudios de contactos en el hogar, con títulos comparables a las vacunas celulares para los antígenos compartidos.
Los componentes de las vacunas acelulares varían entre las diferentes vacunas e incluyen: el toxoide pertúsico (PT), la hemaglutinina filamentosa (FHA), la pertactina (PRN) y las fimbrias tipo 2 y 3. De todos estos componentes, el PT se considera esencial para conferir protección contra la infección. Independientemente de cuáles componentes contienen, las vacunas acelulares comercializadas son comparables en cuanto a la respuesta inmunológica, la eficacia, la duración de la protección y la seguridad.
Con respecto a la hepatitis B, las vacunas hexavalentes usan tecnología de ADN recombinante para la producción del antígeno de superficie en levaduras. La formulación óptima es de 10 microgramos de antígeno por dosis (0.5 ml). Esta cantidad de antígeno y el intervalo entre dosis determinan la persistencia de los anticuerpos.
A pesar de un alto número de componentes, las vacunas hexavalentes son poco reactogénicas, producen dolor y eritema en el sitio de inyección durante unos días y son seguras. Muchas tienen una presentación líquida (ya reconstituidas) lo cual disminuye el tiempo de preparación, la duración de la consulta y evita posibles errores al momento de la inmunización.
Los prematuros constituyen una población vulnerable. Tienen mayor riesgo de infección por presentar inmadurez de su sistema inmunológico y porque la transferencia transplacentaria de IgG maternas ocurre principalmente a partir de la semana 32 de gestación. Además, reciben tratamiento con esteroides y otros medicamentos, tienen menor tasa de lactancia materna y presentan patologías asociadas. El riesgo de infección severa por Bordetella pertussis es 5 veces mayor comparado con el recién nacido de término2. Los prematuros, incluso los de bajo peso para edad gestacional, deben recibir las vacunas a la misma edad cronológica y a la misma dosis que los RN de término. Es importante iniciar la vacunación a los 2 meses, aun en los hospitalizados.
En conclusión, las vacunas combinadas tienen un buen perfil de inmunogenicidad, seguridad y tolerabilidad. Son una excelente herramienta para mejorar la inmunización tanto desde la perspectiva del niño y sus padres, como de la salud pública. Se debe continuar la vigilancia epidemiológica para evaluar su efectividad y seguridad a largo plazo.
Referencias:
1. Obando-Pacheco P et al. New perspectives for hexavalent vaccines.Vaccine. 2018; 36(36): 5485-5494.
2. Marshall H et al. Predictors of disease severity in children hospitalized for pertussis during an epidemic. Pediatr Infect Dis J. 2015;34(4):339-45.
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