La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que representa una importante carga para los recursos de atención médica y que compromete la calidad de vida de los pacientes. Afecta del 15% al 30% de los niños y del 2% al 10% de los adultos. Es una enfermedad compleja con un amplio espectro de presentaciones clínicas y combinaciones de síntomas. Los datos recientes muestran que su prevalencia sigue en aumento, en especial, en los países de bajos ingresos.1
Las primeras manifestaciones suelen aparecer en los primeros años de vida, incluso, a menudo, preceden a otras enfermedades alérgicas como la rinitis y el asma. Las personas afectadas por la dermatitis atópica, por lo general, tienen factores de riesgo determinados genéticamente que afectan la función de barrera de la piel o el sistema inmune.2,3
Entre las manifestaciones clínicas, se encuentra la resequedad o xerosis, el prurito intenso y eccema, que puede ser agudo, subagudo o crónico.4
La piel atópica se caracteriza por una alteración en la función de barrera con una elevada tasa de pérdida de agua transepidérmica, disminución de la capacidad de retención de esta en la epidermis y una menor cantidad de lípidos y ceramidas intraepidérmicas. Esto da lugar a una piel seca y pruriginosa que precisa una higiene cuidadosa para evitar la irritación y la aplicación diaria de emolientes, que constituyen un pilar fundamental en el tratamiento de la DA independientemente de su gravedad.5
En los bebés, el eccema aparece la mayoría de las veces en las mejillas; mientras que los niños mayores y los adultos, a menudo, experimentan erupciones en los pliegues de flexión de los codos y las rodillas, en el dorso de las manos y en el cuero cabelludo.3
Es importante hacer un diagnóstico diferencial con otras patologías inflamatorias, como dermatitis seborreica, dermatitis de contacto y psoriasis.6
La patogénesis de la DA es compleja y multifactorial: la disfunción en la barrera de la piel, los factores ambientales, la predisposición genética y la alteración inmune juegan un rol importante y están íntimamente entrelazados.6
En el pasado, se le había dado mayor relevancia a la disfunción inmune, sin embargo, las investigaciones más recientes se centran en la disfunción de la barrera cutánea.6
Dentro de los tratamientos utilizados para la DA, existen medidas no farmacológicas: evitar los baños muy calientes, la fricción, mantener las uñas cortas y limpias, el uso de emolientes e hidratantes.
El tratamiento farmacológico tópico incluye el uso de corticoides e inhibidores tópicos de la calcineurina y el tratamiento sistémico, corticoides, antihistamínicos e inmunosupresores.
Entre los efectos secundarios de la terapéutica tópica con corticoides, se presenta la atrofia, la hipopigmentación, las telangiectasias, la hipertricosis local, las erupciones acneiformes; y en tratamientos sistémicos prolongados, es posible la supresión del eje hipotálamo-suprarrenal, el síndrome de Cushing, el retraso del crecimiento infantil o hiperaldosteronismo y, más infrecuente, el glaucoma y las cataratas.5
Como una nueva opción de origen natural para el manejo de la piel con tendencia atópica, se presenta Atopeel®.
Atopeel® es una crema natural cuyos principales ingredientes fortalecen y reparan la barrera cutánea, evitan la pérdida transepidérmica de agua y alivian el prurito.7
Los ingredientes de origen natural más importantes de Atopeel® crema son la ectoína, las ceramidas y el extracto de corteza de avellana.
La ectoína es un aminoácido cíclico que protege las membranas celulares por múltiples mecanismos. Fue descubierta a partir del microorganismo Ectothiorhodospira halochloris, que vive en condiciones ecológicas extremas, como temperaturas altas, desecación y radiación.8
Entre sus propiedades se destacan:
– Evita la desnaturalización de las proteínas, que se da tras la pérdida de agua. Esto lo logra no solo reteniendo el agua, sino también hidratando gracias a sus grupos OH.
– Inmunoprotege. En estudios comparativos, se determinó que la ectoína tópica disminuye el descenso en las células de Langerhans, causado por la radiación solar.9
– Previene el fotoenvejecimiento. Al actuar como un neutralizador de los radicales de oxígeno, apoya el efecto de los antioxidantes propios cuando están deteriorados.
– Protege la piel de la penetración de alergénos.
– Estabiliza la membrana celular hasta en un 60% y aumenta la fluidez de la capa lipídica porque previene la pérdida transepidérmica de agua.
– Limita el proceso inflamatorio inducido por factores externos.
El extracto de corteza de avellana es una mezcla de taninos y flavonoides, que tradicionalmente se usa aplicado con compresas sobre piel inflamada (úlceras por presión, quemaduras, furúnculos, escabiosis), posee un alto contenido de taninos, flavonoides y fitoesteroles. 8
Componentes y propiedades:
– Taninos: reducen el prurito, son antiinflamatorios, antioxidantes y antimicrobianos.
– Flavonoides: tienen un efecto antioxidante y antiinflamatorio que inhibe el TNF-α, la IL-1β y la IL-6.
Las ceramidas y la esfingomielina son indispensables para mantener la integridad de la piel pues la protegen de la deshidratación, de los signos de sensibilidad y de los ataques del medio ambiente.
La restauración de los lípidos en la barrera cutánea se logra gracias a la presencia de las ceramidas, que favorecen su reparación.
Seguridad y eficacia en piel con tendencia atópica con Atopeel®
En 64 instituciones de Polonia, Wilkowska, et al.7 llevaron a cabo un estudio abierto, en el que se reclutó a 242 pacientes con diagnóstico de dermatitis atópica por criterios de Hanifin y Rajka, desde 1 mes de vida hasta 88 años de edad. En ellos se evalúo la intensidad del prurito, la alteración del sueño y el cambio en el SCORAD tras la aplicación de Dermaveel® (registrado en Colombia con el nombre de Atopeel®), 2 veces al día con tres visitas de seguimiento, una cada dos semanas. El estudio se completó en 238 pacientes.
El 84% de los participantes era menor de 18 años; y el 30%, menor de 2 años. Todos tenían una duración de la enfermedad de 5 años y 11 meses, en promedio, con un SCORAD de base en 42.
Después de 2 semanas de tratamiento, la reducción del promedio de SCORAD fue a 25 y, después de 4 semanas, a 15 (ver Cuadro 1).
De igual manera, el prurito evaluado en la escala visual análoga disminuyó de un promedio de 5.6 en la primera visita a 3.3 en la segunda y 2.2 en la tercera, y las alteraciones del sueño de un 3.9 a 2.3 en la segunda visita y 1.7 en la tercera; todos estos, efectos estadísticamente significativos (ver Cuadro 2).
Asimismo, se valoró el cambio clínico de las lesiones en piel y se demostró diferencias estadísticamente significativas hacia la mejoría en todos los casos que se evaluó eritema, edema, pápulas, vesículas, costras, erosiones, liquenificación y piel seca (ver Cuadro 3).
La evaluación de sus propiedades cosméticas fue excelente, con alrededor del 99% de los casos valorado como un producto de fácil y cómoda aplicación, rápida absorción, adecuada consistencia y olor.
Conclusiones:
• Atopeel® es una crema efectiva en la reducción de las lesiones inflamatorias de la piel con tendencia atópica, que ha demostrado disminución significativa del índice SCORAD a más de la mitad de los valores después de 4 semanas de uso continuo.
• El uso de Atopeel® junto con corticoides puede disminuir los efectos secundarios de estos a largo plazo.
• Es apto para el uso prolongado. • Está libre de colorantes, aceites minerales, conservantes y perfumes.
• Contiene ingredientes naturales con propiedades terapéuticas demostradas.
• Puede ser usado en cualquier parte del cuerpo tanto en niños como en adultos (excepto en heridas abiertas y en piel con mucosas).
• Mejora la calidad de vida en el paciente de piel con tendencia atópica.
Bibliografía
1. Kruszewski J. Definicja, epidemiologia i genetyka atopowego zapalenia skóry. In: Gliński W, Kruszewski J, editors. Atopowe zapalenie skóry u dzieci i dorosłych. Stanowisko Panelu Ekspertów Polskiego Towarzystwa Alergologicznego. Warszawa: Medycyna Praktyczna; 2012; 11–13.
2. Salem I, Ramser A, Isham N, Ghannoum MA. The Gut Microbiome as a Major Regulator of the Gut-Skin Axis. Frontiers in Microbiology. 2018;9:1459. doi:10.3389/fmicb.2018.01459.
3. Ann Nutr Metab. 2015;66(suppl 1):8–16. doi: 10.1159/000370220.
4. Oliveira ADT, Sodré CS, Ferreira D de C, et al. Oral Aspects Identified in Atopic Dermatitis Patients: A Literature Review. The Open Dentistry Journal. 2018;12:424-434. doi:10.2174/1874210601812010424.
5. Sendagorta Cudós E., de Lucas Laguna R. Tratamiento de la dermatitis atópica. Rev Pediatr Aten Primaria [Internet]. 2009 Jun [citado 2018 Ago 04] ; 11( Suppl 15 ): 49-67. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S1139-76322009000300004&lng=es.
6. Meghan M. Tollefson Anna L. Brucker.Atopic Dermatitis:Skin -Directed Management. Pediatrics Dec 2104,134(6)e1735-1744;DOI:10.1542/peds.2014-2812.
7. Wilkowska A, Grubska – Suchanek E, Nowicki R. Evaluation of safety and efficacy of Dermaveel in treatment of atopic dermatitis. Alergol Polska. 2015;2:128–33.
8. Graf R, Anzali S, Buenger J, Pfluecker F, Driller H. The multifunctional role of ectoine as a natural cell protectant. Clin Dermatol. 2008;26:326–333.
9. Pfluecker F, Buenger J, Hitzel S, et al. Complete photo protection–going beyond visible endpoints. SÖFW J. 2005;131:20-30.
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